En la era digital, mantenerse en la mentalidad de silo es nadar contracorriente para acabar, con alta probabilidad, pereciendo. Las características propias de la era digital hacen que para cualquier empresa, pequeña, mediana o grande, sea esencial buscar fuentes de innovación externas. Pero sea cual sea el modelo de colaboración elegido, desde la adopción temprana, como cliente, de una solución tecnológica innovadora, a la realización de inversiones en el capital de empresas emergentes, resulta clave incorporar las mejores prácticas para superar, entre otros, los retos legales que subyacen en la potencial colaboración.
Una compañía dedicada al desarrollo de nuevos materiales en el ámbito de la piedra natural quería desarrollar un modelo generativo propio con el que crear diseños aplicables a aglomerados pétreos, integrando expertos en diseño de interiores y materiales con un equipo de ingenieros.
Aceleración del proceso de integración de las empresas seleccionadas para la colaboración como proveedores del cliente, y de un modelo de contratación agile para su implementación.
Una multinacional del sector deporte y “sport-wear” invitó a una compañía dedicada al desarrollo de nuevos materiales textiles de alta gama, para que desarrollara productos técnicos para deportes extremos que asegurasen la expulsión de la humedad, garantizasen el aislamiento del cuerpo, con un peso mínimo y tuviesen por base productos naturales (fibras, algas, etc.) nuevos o reciclados.
Legal lab ayudó al cliente en el diseño de una fase inicial de colaboración basada en la adopción de productos, para asegurar la inversión posterior de la multinacional en innovación tecnológica, con énfasis en la protección de la propiedad intelectual y el crecimiento de la start-up.
Una empresa de ingeniería desarrolló sendos modelos de robots móviles con cámara de seguimiento para monitorear la salud y crecimiento de animales de granja, que se desplazan por railes colgados del techo de las naves. Tras varios años de desarrollo de I+D y ayudas de la UE, construyeron los primeros prototipos exitosos. En una primera fase se dio entrada a diversos inversores capitalistas con participaciones del 10%, que no obstante no aportaban tecnología ni oportunidades de mercado. Tras dos años, se optó por encontrar y dar entrada a una multinacional norteamericana especializada en el “tracking” de animales de granja, especialmente de pollos e iniciar un proceso de desinversión de los pequeños inversores para sustituirlos por un solo inversor del sector, que pudiera aportar tecnología, conocimiento y salida al mercado.
Legal lab favoreció e hizo posible la sustitución del capital y la sostenibilidad del proyecto empresarial de los fundadores.